El Jamón de Trevélez y las Casas Reales

El jamón de Trevélez ha estado estrechamente ligado a las casa real de nuestro país y a las casas reales de Europa desde hace siglos, pero ¿desde cuándo y por qué?.

Aunque no podemos datar exactamente el año en el cual llegaron a la corte las primeras remesas de jamones que procedían de la Alpujarra, hay investigaciones que nos indican que estas piezas ya eran bastantes conocidas a principios del siglo XIX, y puede ser que fueran introducidas por el alpujarreño Antonio Porcel dada su calidad de secretario del rey. Pero, también puede que fuera ya en tiempos de la reina Isabel II.

Jamones de Trevélez Alpujarreños en el Palacio Real

Hay constancia de que los envíos de las piezas se hacían directamente desde la Alhambra de Granada, dato que puede parecernos sorprendente, pero que si analizamos en profundidad es de lo más normal dado que la Alhambra fue Palacio y Casa Real.

Los envíos se realizaban a través del ferrocarril más rápido que existía en la época, para que no pasaran muchos días en el camino, y normalmente cada remesa constaba de entre 80 a 200 piezas. Estos jamones procedían de cerdos ibéricos alimentados a base de castañas, higos y bellotas.

Una vez que los jamones llegaban a palacio, pasaban directamente a manos del Cocinero Mayor Jefe de la Real Cocina, y en algunos casos el mismo examinaba pieza por pieza con cuidado para ver si contenían alguna enfermedad como la triquina, ya que durante los años 1880 había focos esporádicos de esta enfermedad en nuestro país.

Durante el periodo de 1888 a 1889 el proveedor oficial de jamones de la Alpujarra al Palacio Real fue el almacén perteneciente a Pedro Cano, ya que tenía establecimiento en la ciudad de Madrid. A partir de los años 20 del siglo pasado, las compras de las piezas se siguen haciendo a través de este almacén.

 

El jamón de Trevélez y las Casas Reales

Tres reinas muy ligadas al Jamón de Trevélez

El jamón de Trevélez no se hubiera convertido en un producto tan emblemático y prestigioso en toda Europa de no ser por el apoyo que recibió de parte de tres monarcas muy importantes: la Reina Victoria del Reino Unido, la emperatriz de Francia Eugenia de Montijo y la reina española Isabel II.

Victoria del Reino Unido

Hay escritos que han dejado constancia de que la Reina Victoria era amante del jamón de Trevélez y que nunca faltaba en su mesa. La adquisición de estas piezas estaban controladas y a cargo de Lord Chamberlain, y los envíos se hacían de manera similar que al Palacio Real de Madrid, pero en este caso cambiando el método de transporte que pasaba de ser mediante ferrocarril a pasar por Adra, después Málaga y ya embarcarían en Gibraltar hasta Londres.

 

El jamón de Trevélez y las Casas Reales

Emperatriz de Francia Eugenia de Montijo

La llegada de la granadina Eugenia de Montijo al trono imperial de Francia significó la entrada en la cocina de las Tullerías de platos que había comido en su niñez y juventud. Platos andaluces y muchos de ellos característicamente granadinos.

La emperatriz pasó durante su juventud largos períodos de vacaciones en La Alpujarra, por lo que puso de moda en la Corte Parisina el manjar alpujarreño por excelencia.

Según escritos de la época la emperatriz tenía una manera muy curiosa de comer el jamón: colocaba en su mano izquierda el pan, que lo utilizaba como plato, con un cuchillo pequeño cortaba la magra ibérica y se lo llevaba a la boca con los dedos, después pellizcaba el pan. Manera que contrastaba con los refinados modales del Palacio de las Tullerías.

 

Las Casas Reales

La Reina de España Isabel II

Clara es la estrecha relación entre Isabel II y el jamón de Trevélez. En su mesa nunca faltaba, y tal era la devoción que la monarca sentía por este manjar que en 1862 concedió el sello real a estas piezas.

Esta decisión fue algo personal de la Reina, que lo concedió para que su sello quedara grabado a tinta en los jamones, con el objetivo de que no fueran falsificados o confundidos por otros procedentes de otras regiones de España.

El jamón de Trevélez ya contaba con bastante popularidad gracias al reconocimiento de anteriores monarcas, pero el sello otorgado por la Reina Isabel sigue siendo a día de hoy uno de los distintivos más importantes con los que cuentan las piezas.

 

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